Avanzar en el mutuo conocimiento, cooperar al desarrollo y al mantenimiento paz

La Sociedad Mediterránea para el Diálogo y la Cooperación quiere ser un instrumento para el aceramiento de los pueblos del Mediterráneo y, especialmente, de Marruecos y España.

Esos son nuestros objetivos

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No contamos con ayudas o subvenciones públicas

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Todo nuestro capital es humano y privado

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Sólo así puede construirse una honesta alianza entre los pueblos

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28 sept 2017

WebIslam - Cooperación entre orillas

José Ángel Cadelo. 27-9-2017. Tal vez, la verdadera alianza de civilizaciones tiene lugar cuando personas de unas y otras culturas o tradiciones espirituales colaboran estrechamente en proyectos humanitarios. Así lo han entendido cada año numerosos jóvenes que pasan sus vacaciones en Marruecos trabajando desinteresadamente en centros de discapacitados, ancianos o huérfanos.

Un grupo de chicas, estudiantes de pedagogía y medicina, ha querido ir un poco más lejos este verano y, atendiendo el llamamiento de un centro de chicos sin familia de Tetuán, se desplazaron a esta ciudad y dedicaron sus vacaciones a poner en marcha un proyecto educativo de tiempo libre. La colaboración fue canalizada por la Sociedad Mediterránea para el Diálogo y la Cooperación que, por primera vez en cinco años, requiere que, para este trabajo concreto, el voluntariado esté formado sólo por chicas: vivirían en la casa de verano de estos niños, junto a la playa, conviviendo con sus cocineras, monitoras y limpiadoras habituales.

Las jóvenes, procedentes de diferentes puntos de España, acudieron a Tetuán más que entusiasmadas: habían conseguido algo de dinero para adquirir camisetas blancas, pinturas textiles, abalorios, cuadernos de dibujo, barro para modelar, instrumentos musicales y un largo etcétera. Se trataba de evitar que los niños se aburrieran durante el verano, o que lo desaprovecharan de cualquier manera. Las jóvenes impartieron a los pequeños clases particulares de español e inglés, siempre en tono extra-académico y hasta lúdico. Prepararon actividades deportivas y danzas, y el día último, organizaron en la Casa de España un pequeño show musical con baile incluido y exposición de los trabajos realizados por los chicos durante su periodo vacacional. Además, los fines de semana, les acompañaron a excursiones por los alrededores, y establecieron con ellos unos lazos especiales de amistad que durarán muchos años y harán que la experiencia se repita próximamente.



Los responsables de la Sociedad Mediterránea para el Diálogo y la Cooperación, una pequeeña ONG familiar con sede en Algeciras, han explicado que cada vez son más los jóvenes de toda España que se ofrecen como voluntarios para trabajar en condiciones no siempre fáciles en estos centros sociales de Marruecos. Aprovechando la inabarcable oferta de mano de obra con que ya cuentan, han querido ir un poco más lejos exigiendo periodos más largos de voluntariado y mayor compromiso diario con la institución en que van a desarrollarse los trabajos.

Mucho es lo que se puede decir sobre los frutos para estos voluntarios y los niños receptores de su trabajo y tiempo. Ambos se enriquecen enormemente sin duda alguna. Pero, además, sin ser consciente de ello, están tendiendo puentes al diálogo y el conocimiento mutuo, y están rompiendo barreras culturales a golpe de juegos de naturaleza,de reír juntos, de abrazarse y hasta llorar cuando llega la hora de la despedida.

Las jóvenes pioneras del proyecto “Verano en Dari” han trabajado junto a 20 niños y niñas de 5 a 12 años de edad en las playas de Martil. Son todos residentes del Hogar Dari y beneficiarios de la asociación tetuaní Amal al Atfal. La Fundaciò Balearia facilitó el transporte a las voluntarias y a su material. El Consulado General de España en Tetuán colaboró con el show-recital de fin de verano y el ágape a los invitados.

José Ángel Cadelo es presidente de la Sociedad Mediterránea para el Diálogo y la Cooperación

Diario de Navarra - Ayuda a huérfanos marroquíes

Sonsoles Echavarren. 24-9-2017. Juegos al aire libre, conciertos de flauta, partidos de fútbol y baloncesto y clases de español. Son algunas de las actividades que han practicado este verano seis estudiantes de la Universidad de Navarra y de la UPNA. Y lo han hecho con niños y adolescentes huérfanos marroquíes. Las universitarias se desplazaron a Tetuán (norte de Marruecos) con la asociación Amal Al Atfal para ayudar a que estos menores pasaran unas vacaciones más entretenidas en una casa de verano, ‘Dari’. “Nuestro objetivo era que aprendieran a superar las dificultades y a hacerse valer” coinciden las pamplonesa Silvia Cañada Erburu (estudiante de 2º de Sociología en la UPNA), Ana Bañón Marco (2º de Pedagogía y Magisterio Infantil en la UN), Ainhoa Herrando Oroz (3º de Psicología en la UN), Inés Motilva Sanz (3º de Asistente de Dirección la UN) y sus compañeras, la toledana Paloma de la Paz Romero (4º de Medicina) y la santanderina Fátima Ruiz Fuster (doctorado en Pedagogía).



Fue precisamente esta última la que conocía al presidente de la Sociedad Mediterránea para el Desarrollo y la Cooperación, José Ángel Candelo, quien les planteó la posibilidad de ir a ayudar. Fátima Ruiz, de 23 años, expuso el proyecto en la Facultad de Pedagogía y enseguida encontró apoyo. “Nos donaron dinero para comprar materiales (flautas, juegos de mesa, gorras, balones y hasta chucherías)”, cuenta. Muchas estudiantes de la facultad y otras amigas se sumaron a la iniciativa. “Ha sido estupenda. Nos llevamos parte de una familia”, añade Silvia Cañada, de 19 años.

En el festival que organizaron este verano en la Casa de España de Tetuán
Las voluntarias trabajaban todas las mañanas, de 10 a 14 horas, con la mitad de los niños del orfanato: unos diez pequeños de entre 6 y 16 años. “No todos son huérfanos. Algunos tienen padres que no les pueden atender pero tampoco pueden ser adoptados”, explica Paloma de la Paz Romero, de 21 años.

‘CHICAS SOLAS’

Las jóvenes cuentan que a los marroquíes les llamaba mucho la atención ver a ‘chicas solas’ haciendo la compra en el Zoco o montando en bici entre Martil (donde vivían) y Tetuán. “Pero nos respetaban 
mucho”.

A pesar del calor, debían ir con pantalón y manga larga. Y todas las mañana, al terminar las clases dedicaban unos minutos al ‘Sucram’ (dar gracias, en árabe). “Los niños solo hablaban árabe pero, al final y con esfuerzo, llegamos a entendernos”. Al finalizar la estancia, organizaron un festival con los niños en Casa España. “Fue muy gratificante. ¡Logramos hasta hacer coreografías!”